Ya es lunes, aunque todavía no puedo dormir… Tan sólo veinte minutos de una nueva semana en la que renovaré mis sueños. El domingo ha sido un día lento, en el que me he limitado a dar un paseo mañero por El Retiro con Bob, mi adorado perro. Luego he pasado la tarde sumergida en historias ajenas desde la seguridad de mi confortable sofá. Primero una buena película, luego un par de episodios de una serie frívola y llena de glamour para dejar que mi mente se relaje y, para terminar, he leído unas cuantas páginas de un libro que desafía los límites de lo establecido.

Ha sido un día agradable, sin sobresaltos. Y ahora toca apagar la luz y dejar que los sueños acudan a mi encuentro. ¿De qué color serán esta noche?

Espero que sean azules, como el cielo y el mar. O verdes, como una preciosa imagen de primavera. Sin embargo, pueden ser negros y desconcertantes. Ésa es la magia de irse a dormir; no sabemos con qué aventuras nos encontraremos cada noche.

Pero no me asusta. Gracias a Dios, sueño despierta todos los días, y esos sueños sí los controlo yo, así que ya conozco su color… Y dejo que tiñan mi futuro con la esperanza de verlos cumplidos.

¡Buenas noches y dulces sueños a todos!

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