Tres copas de vino.
Tres colores distintos.
Todos ellos sugerentes y perfectos para reunirse alrededor de una mesa y disfrutar de una noche de verano.
Quizá no pensamos igual ni bebemos lo mismo, pero brindamos por la vida. Y, sobre todo, nos respetamos.
En la tolerancia está el don de escuchar otras ideas.
En la variedad la riqueza.
Y en la mezcla de puntos de vista un cruce de caminos donde encontrarnos un ratito, aunque luego cada cabra tire a su monte.
Imaginad esta foto con tres copas del mismo color… Sería un poco aburrida y menos impactante, ¿no os parece?