Primero una idea te ronda la cabeza, revolotea a tu alrededor. Al principio es sólo un pájarito solitario cuyo sonido es muy suave e imperceptible, pero aun así no puedes ignorarlo. Poco a poco ese pequeño ser, insistente como el que más, va creciendo y su piar ya no es tan suave. Cada vez lo escuchas más alto y más nítido. Además, ya no está sólo; otras aves se le han unido y entre todos le van susurrando a tu imaginación esa historia que tienes que contar. Si no lo haces no podrás liberar tu mente (y menos tu corazón) de ese cántico que te acompaña a todas partes. Es una melodía formada por sensaciones, lugares y diálogos que te asalta cuando menos te lo esperas y cada vez es más clara.
Es una historia que quieres contar.
Emociones que necesitas transmitir.
Reflexiones que el cuerpo te pide que compartas.
Personajes que quieren cobrar vida y confían en ti para volverse reales.
Ahí empieza el proceso de escritura.
Y es mágico, pero una vez que te pones a teclear en tu portátil las primeras palabras de ese manuscrito, comienza un camino tan maravilloso como difícil. Meses de trabajo, escribiendo, releyendo, corrigiendo, empezando de nuevo capítulos enteros que no te convencen.
Ya está casi terminado, pero te das cuenta de que uno de los personajes principales necesita dar un giro distinto al que tenías pensado y te hace volver atrás una vez más para que todo tenga sentido.
Y cuando crees que ya tienes ese manuscrito donde tú querías, vuelves a leerlo del tirón y compruebas que aún no está listo del todo. Vuelves a revisar, corregir y reescribir hasta que ya estás más seguro de que al fin todos los elementos de esa historia encajan como deben.
Cuando has pasado la parte más difícil, tienes que esperar a que tu agente la lea y te dé su feedback, el que casi seguro te aportará ideas interesantes que te hagan volver a retocar cosas. Esa persona trabajará muy duro para encontrar la editorial adecuada para esa historia en la que te has dejado los ojos y la piel (sobre todo la de las yemas de los dedos) durante casi un año. Cuando por fin sucede, el editor te propone cambios que ayudarán a que esa novela sea aún mejor. Vuelves a trabajar sin descanso y varios pares de ojos (los tuyos, los del corrector de estilo, el editor, los maquetadores, etc) se aseguran de que, eso que empezó siendo el susurro imperceptible de un pajarito en tu cabeza, se convierta en una novela que entretenga, emocione y haga volar a cada lector que decida invertir su dinero en tu historia.
Nunca había sentido que me robaban todo eso de un plumazo, por eso estoy tan indignada con que alguien este plagiando sin miramiento alguno una de mis novelas en Wattpad. Ni siquiera se ha molestado en cambiarle el título o la sinopsis. Lo ha llamado I Tuit You, con todas las letras, sin esforzarse lo más mínimo en al menos buscar otro nombre a mi novela. Incluso empieza igual, con mis propias palabras sobre lo mucho que me inspira la música al dar forma a mis historias seguidas de un playlist con las mismas canciones que yo detallo; ni siquiera ha tenido la imaginación suficiente para poner su propia banda sonora a la historia. Hasta eso me ha robado. Los personajes son los mismos, sólo que con nombres distintos a los de los míos y hace que Adrián, uno de los protagonistas, se convierta en mujer para que así la parte romántica sea un romance entre lesbianas. Fíjate, eso es lo único que se ha currado. ¡Debe de haber acabado con un cortocircuito mental con tanto trabajo!
Capítulo a capítulo, se atribuye un esfuerzo que no es suyo.
Una persona que ni conozco me avisó desinteresadamente de esta injusticia y también se tomó la molestia de darle un toque a quien está publicando como suya la historia de I Tuit You en Wattpad. Al ser descubierto, este ladrón (aunque más bien creo que es ladrona), no se le cayó la cara de vergüenza, no. No quitó la historia de Wattpad ni mucho menos, sino que se limitó a añadir en la descripción que lo que hace es una adaptación de mi trabajo. ¿Adaptación? ¡¡¡Si es, palabra tras palabra, exactamente igual a mi novela!!!
No sólo roba y se ríe de mi trabajo, si no del de todos los que han participado en hacer posible que se publique. Gracias a gente como Hilde, de la agencia literaria Antonia Kerrigan, Carmen y Berenice, de la editorial La Esfera de los Libros (entre otros), esos pájaros de vivos colores que vivían en mi cabeza pudieron extender sus alas y llegar en forma de libro a los corazones de miles de personas. Gente que me ha leído de forma legal, y su dinero le ha costado, ¡leñe!
Y eso es lo que más me fastidia. A esas personas también les roba, porque está distribuyendo sin escrúpulos una historia que no le pertenece y por la que muchos han apostado para pasar su tiempo de ocio. Se atribuye un trabajo que no ha hecho y nos roba a todos un trocito de nuestro corazón.
Un libro no se escribe en dos días. Supone muchísimo esfuerzo, cantidades de ilusión infinitas y una paciencia a prueba de bombas.
Los que sois escritores lo sabéis.
Los lectores que apreciáis una buena historia, sea del género que sea, también.
Así que por favor, si veis alguna copia ilegal del trabajo de otro, sea en plataformas como Wattpad (donde encima se atribuyen la autoría de esa historia), en ebooks pirateados o copias en PDF, (o de la forma que sea), por favor avisad al autor para que al menos tenga la oportunidad de defender sus derechos.
Yo nunca habría sabido nada de esto si una persona desconocida no me hubiera avisado de que alguien estaba publicando mi trabajo como suyo en esa plataforma de narrativa online.
Hay algo que me parece muy curioso: I Tuit You habla entre otras cosas de lo que suponen las redes sociales hoy en día. Las critica y alaba a partes iguales porque, a mi parecer, tienen tanto de negativo como de positivo. En esta historia que os he contado hay también una dualidad: alguien se ha aprovechado de una de mis novelas en Wattpad y gracias a Instagram he sabido que lo estaban haciendo.
La vida siempre tiene su punto de ironía, ¿no os parece?