Hay veces que nos sentimos ahogados, llenos de ansiedad y sin saber muy bien hacia dónde dirigirnos. En esos momentos cuestionamos cada una de las decisiones que tomamos en el pasado, hasta las más insignificantes. Y nos preguntamos una y otra vez dónde está esa parte de nosotros mismos que tanto nos gustaba y que parecemos haber perdido en el camino, como si se hubiera subido a ese tren que no nos atrevimos a coger y se hubiera alejado para siempre mientras nosotros la observábamos inmóviles desde el andén.

Y un buen día, cuando nos damos cuenta de que ya no nos gusta quienes somos y detestamos nuestra imagen en ese espejo resquebrajado por el dolor, nos preguntamos: ¿sería posible rebobinar?

Retroceder en el tiempo, justo hasta ese instante en el que esa parte de nosotros que nos abandonó (o mejor dicho, a la que no quisimos seguir) está subiendo de un salto al vagón de la valentía. ¿Habría sido todo diferente si hubiéramos cogido ese tren?

Seguramente, sí. Pero esa respuesta no sirve de nada; de nada en absoluto.

Entonces, mejor formularnos otra pregunta: ¿y por qué no empezar de nuevo? Podemos aprender de los errores y reencontrarnos con ese compañero de viaje al que tanto extrañamos. Quizá esos pasos perdidos que nos hicieron tomar un camino diferente al que habíamos soñado, y a los que culpamos creyendo habernos equivocado,  puedan cambiar su rumbo. Lo importante es ser valientes ahora; el pasado está muerto y no nos sirve de nada arrepentirnos. Hoy, más maduros y con la lección aprendida, podemos llegar al lugar al que se dirigía ese tren que dejamos escapar y disfrutarlo incluso más que antes; cuando te has quemado en el infierno, la brisa del mar es todavía más intensa y embriagadora. Hay lugares a los que no podemos llegar hasta que no estamos preparados para disfrutarlos.

No hay aciertos sin errores. No puedes sonreír de verdad sin haber llorado antes. Y no puedes vivir plenamente si no te equivocas.

Tranquilo, no te angusties.No dejes que la ansiedad te ciegue. Espera, puedes respirar. Y, una vez que hayas inspirado profundamente, sólo tienes que abrir bien los ojos y estar dispuesto a ser sincero contigo mismo.

Aquí os dejo la canción que ha inspirado mi reflexión de esta noche. Se llama Rewind, y es de Stereophonics. Es otro de los temas que aparecen en mi novela La canción número siete. Podéis escucharla siempre que necesitéis parar y rebobinar 😉

Y como siempre: buenas noches y dulces sueños.

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