Mi pequeña estrella

Una estrella…

No eres una estrella más.

Eres la más bonita y brillante que tengo en mi firmamento. Desde que llegaste todo cambió. Ya no soy yo, somos nosotros.

Indivisibles.

Mágicos.

Llenos de amor y de sueños.

Tus ojos… mis ojos.

Tu corazón latiendo a su ritmo. El mío le sigue y se sincroniza.

Tu respiración… mi respiración.

Tu aliento sobre mi piel es un soplo de vida.

Tu sonrisa… mi sonrisa.

Cuando tus labios se curvan y se abren para soltar una de esas carcajadas impregnadas de pura inocencia me contagias. Vuelvo a ser una niña y me uno a tu risa.

Tú…

Yo…

No sé dónde empieza uno y acaba el otro.

Nuestras almas están enredadas con hilos de amor infinito que van extendiéndose a nuestro alrededor más y más, creando un colorido tapiz que nos envuelve y nos proteje.

Llegará el día que ansíes dejar el nido. Tus alas se desplegarán y querrás descubrir lo que hay más allá, y yo tendré que dejarte que vueles libre. Querrás ver el mundo a vista de pájaro y no seré yo quien te lo impida. Todo lo contrario, confeccionaré con mis propias manos unas alas grandes y fuertes que te permitan ser tú mismo.

Espero que después de tus viajes y aventuras siempre retomes el camino hasta mis brazos. Siempre encontrarás en mí cobijo y amor. Mis oídos siempre estarán deseando escuchar las mil y una historias que tengas que contarme. Mis ojos siempre se abrirán de par en par para buscar en tu mirada a ese niño que espero que siempre viva dentro de ti.

Crece, sueña, ama, descubre y experimenta.

Sé tú mismo, persigue tus metas y pon tu granito de arena para que este mundo sea un lugar un poquito mejor.

Sé libre, no dejes que nadie te quite tus sueños y no le robes a nadie los suyos.

Haz lo que quieras, siempre y cuando tus actos no dañen a nadie ni a ti mismo.

No te diré qué camino has de seguir, tendrás que ser tú el que decida hacia dónde deben llevarte tus pasos.

Sólo te voy a pedir una cosa: nunca dejes de ser mi pequeña estrella.